Naci entre llantos y sonrisas
una mañana de verano.
Mis primeros minutos no los recuerdo
pero si recuerdo los primeros besos
que recibí de un ángel,
fueron besos de amor
de mi querida madre.
La vida cruel me enseño a sufrir,
mientras mi madre me enseño a reír,
a caer y también a levantarme.
Ella es un ángel en vida,
que lloró mi sufrimiento,
consoló mis tristezas,
y festeja mis pocos logros.
Mi madre querida, mi único baluarte;
es el sol de mis días,
la única estrella en mis noches vacías.
Sin ella no vivo, no existo,
la amo con todo lo que soy.
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