domingo, 20 de noviembre de 2011

En tus manos

Si mi pecado fue quererte,
moriré pecador sin conocer
el perdón de dios.
Me siento culpable
sin haber delinquido.
Si mi único delito
fue darte todo mi corazón.
Aun así, tus ojos
me condenan sin razón.
Cada mirada tuya
es una espada en mis entrañas.
No te tengo resentimiento
porque mi amor en tus manos
lo he encomendado.

Después de todo
sé que a tu manera me quisiste.
A tu manera te voy a querer,
sin hacernos daño.
Por eso, mi amor
lo he puesto en tus manos.
Hazme lo que quieras
sin hacerme daño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario