sábado, 1 de octubre de 2011

El matrimonio y el divorcio


Como hijos deseamos que el matrimonio de nuestros padres duren hasta el fin de sus días y también ¿Quién no han pasado por los momentos más difíciles de sus padres? Cuando los han visto discutir agresivamente o lo que es peor, que uno golpee al otro o mutuamente, son hechos que como hijos nos dejan huellas emocionales en nuestra infancia o niñez. Felizmente mis padres con todas sus broncas y alegrías siempre nos han  mantenido unidos, pero no todos las familias son iguales. Cada familia es un mundo diferente.  
¿El matrimonio es garantía de felicidad? Tengo 3 hermanos, todos ellos están casados y con hijos, yo soy el único soltero de la familia, mis padres y mis hermanos me presionan para que me case, claro, que para hacerlo tengo que tener novia y no la tengo, el punto es que me dicen que debo formar una familia para no llegar a ser un viejo en soledad, que debo tener una esposa en mi vejez para que me cuide. Pero ¿el matrimonio resolverá mi triste soledad? Puedo casarme con una mujer maravillosa o también me puedo encontrar con una perra que me ponga los cuernos, se lleve a mis hijos y luego me demande por alimentos.
Los padres de antaño obligaban a sus hijas a casarse por haber salido embarazadas, por el temor a que la sociedad las tilde de puta, mujerzuela solo por ser madres solteras.
Felizmente los tiempos han cambiado, los pensamientos y las leyes también, antes solo existía el matrimonio religioso, el divorcio estaba prohibido y solo podía otorgarlo el mismo papa, porque sostenían que, en el matrimonio, “lo que dios unió no lo separe el hombre”. Ahora en los países con estados democráticos no teológicos, el matrimonio religioso paso a un segundo plano, el único que tiene validez jurídica es el matrimonio civil y de acuerdo al código civil, en el caso de las leyes peruanas, se contemplan 11 causales o razones para que un juez otorgue el divorcio.
Sin embargo, el divorcio no es tan sencillo. Si una pareja quiere casarse, en el caso peruano, los contrayentes pueden demorar máximo un mes en adjuntar y cumplir todos los requisitos que exige la ley en cualquier municipalidad del país; presentan sus papeles, pagan sus recibos por derecho a ceremonia, fijan la fecha y se acabo la fiesta, ya son marido y mujer.
Este pequeño procedimiento no es nada en comparación con todo el ritual, laberinto, procesión, procedimiento legal, yo lo llamaría odioso camino, o como le quieran llamar al proceso del divorcio.
Es decir, además que tienes que soportar a tu conyugue, tienes que juntar dinero para pagarle al ambicioso de tu abogado, (el proceso para el juicio por alimentos es gratuito pero no del divorcio) pagar miles de derechos para que tu expediente camine en la entidad más corrupta de tu país, el poder judicial, tienes que seguir otro juicio para que tu ex marido le pase una pensión a tus hijos (en el caso de las mujeres), el infeliz de tu abogado que te pide más dinero con el pretexto de pagarle al secretario o al juez para que no observen tu expediente y cuando en realidad este desgraciado no hace mucho y se queda con tu dinero, todo el mundo sabe que a los abogados les conviene dilatar todos los procesos, civiles o penales; mientras mas dure un juicio, mas ganan en ellos y pierden más los que quieren ser libres. Lo que es desagradable es que este proceso, gracias a la corrupción de los abogados y jueces, puede durar años para ver por fin tu resolución otorgándote el divorcio. Ser libres cuesta tiempo y dinero.
Este problema no solo lo afrontan los matrimonios en decadencia aquí en Perú, también en otros países, por ejemplo  en México. El 27 de setiembre de este año, la diputada local del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Lizbeth Rosas Montero, presentó una iniciativa para reformar el Código Civil del Distrito Federal con el fin de estipular dos años como mínimo la duración del matrimonio. ¿Qué quiere decir? Que culminado los 2 años, la pareja decide si quiere continuar con su feliz matrimonio al lado de sus hijos, o terminar con su martirio y que cada uno viva no sé si feliz pero si en paz por su propio camino. ¿Qué piensan ustedes? Estoy seguro que mis amigos los creyentes, están en contra de esta iniciativa de ley, porque piensan que todo matrimonio sea feliz o infeliz deben durar para siempre con violencia o sin violencia. Pero ¿que hay de la salud física y mental de los conyugues frente a un matrimonio hostil? ¿Qué hay de la seguridad emocional de los hijos dentro de una familia donde imperan los insultos y la violencia? ¿Qué hay contra el abuso a sus propios hijos? Hace poco vimos en la TV cuando un desquiciado padre intentaba abusar de su hija.
Yo estoy de acuerdo con esta iniciativa de ley, y espero que en mi país algún legislador inteligente lo tome en cuenta y lo presente.
La ley peruana configura al matrimonio como un contrato conyugal con vigencia indefinida donde solo es disuelto por la demanda de uno o ambos conyugues, pero si el matrimonio es contrato de ley como cualquier otro contrato que tiene un periodo de vigencia, ¿Por qué el matrimonio también no lo tiene?
Sería ideal, que una pareja se case por un tiempo de 2 o 5 años, con o sin hijos, si el matrimonio es estable y armónico, los conyugues podrían renovar su contrato matrimonial a simple solicitud presentado ante la municipalidad donde se casaron o ante cualquier juez de familia de su jurisdicción. Y si el matrimonio es un martirio, cualquiera de las partes decide no renovar y listo, el matrimonio se disuelve automáticamente sin la intervención de un tedioso e ineficaz poder judicial, y lo único que restaría por hacer la conyugue, en caso tuviera prole, hacer la demanda por pensión correspondiente.
Ansío casarme algún día, sin embargo, estoy en contra de vivir forzado en un ambiente donde se escuchen gritos, injurias y donde haya violencia física, psicológica, y lo peor de todo quienes pagan los platos rotos son los hijos menores. En estos casos la disolución automática de un matrimonio no está nada mal.

Autor: Miguel Poeta
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