En una playa roja llora mi alma
con lágrimas agrias,
con gotas que no son de planidera,
pero su llanto
no tiene consuelo grato.
Un amor de acero
mi alma quiere comprar,
un amor que sea inmune
a las yagas del desengaño.
Un amor que me dé noches
sin desvelos ni tristezas,
que no me haga daño
cuando este enamorado
y mis pensamientos
no me causen desvaríos.
Tengo el corazón preso
sin haberle hecho mal a nadie,
condenado a no ser amado,
de soledad eterna.
Por eso quiero sentir
mi corazón de acero,
que no le paguen
con monedas de plata
cuando mi amor vale más que eso.
No vale oro tampoco,
mas su humildad no desmerece cariño,
ternura y comprensión,
menos sufrimiento.
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