Que triste es estar solo
y tú mal acompañada.
Es muy penoso no poder amarte
delante de ojos prejuiciosos,
que solo ven maldad
y no saben lo que es amar.
Cansado está mi alma
al esperar hasta la vejez
de verte soltera,
sin el anillo que te hace prisionera,
con el derecho de amar
a quien tú quieras.
Sé que no sientes amor de verdad
con los besos amargos
que te suelen dar,
o con las caricias que raspan
más que una lija.
Solo mi amor
tan pecador y clandestino
pero sincero, te puede brindar…
aquello que es y no es,
que parece no ser pero es,
lo más bello y sublime que puede ser.
Ser amantes por debajo de la dignidad
y de una sombra negra,
dándonos besos en las sucias esquinas
y por debajo de las mesas,
mudos testigos de nuestro amor clandestino.
Somos dos locos extraños en el día,
prohibidos de hablarnos y de mirarnos
ante propios y extraños.
Me muerdo la lengua
y ato mis manos,
de esto, ya estoy hastiado,
porque siento ganas
de amarte con todo lo que soy.
Si no me mata tu dueño,
me mata el amor;
lo primero no me importa
con tal de tenerte
con todo lo que eres.
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