Te conocí en el invierno,
en mayo del dos mil cuatro,
cuando el frío era mi compañera
en la oscuridad.
En clases te vi por vez primera.
Te vi sin que tus ojos
supieran que yo existiera.
Si eres brujita, no lo sé,
pero tu mirar me hechizo con magia blanca.
Verte con tu cabello negro y largo,
es ver el retrato vivo del amor.
Eres tan hermosa, mucho mejor
de lo que te había soñado.
Si dios creó al hombre y a la mujer,
tú eres su mejor obra maestra,
ni el mejor pintor podría imitar
tan solo tu belleza.
Al conocerte quise hablarte
pero mi voz se escondía
entre mi timidez y mi cobardía.
Solo te hablaba titubeante
cosas trilladas y triviales.
Les pregunté a tus amigos
¿Cómo se llama ese ángel?
¿Quién es la del cabello negro
y brilla como una estrella?
Me dijeron ¡Graciela!
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