Nunca te olvidaré cuando te conocí,
fue algo mágico para mí.
No sé como pasó,
solo así sucedió.
Antes de conocerte
el amor dormía en mis sueños
y mis ganas de amar
eran una utopía que no podía realizar.
Ahora que te encuentro en mi sendero,
mi amor renace
entre mi cuerpo y mi sangre.
Te conozco de hace poco
y te quiero de hace mucho.
Que nadie respire de tu aliento,
ni beba de tu vaso,
que voces extrañas
no se atrevan a pronunciar
tu nombre con lujuria.
Todo lo que venga de ti…
con devoción lo cuido.
Este amor divino que siento
me hace guardián de ti.
Mi amor divino, me quito la vida
para ponerla a tus servicios,
has de mí lo que te venga en gana.
Ámame… ódiame,
cómprame…
véndeme,
acaríciame… golpéame;
pero no mates este amor
que de ti depende.
Amores hay muchos
como las hojas de un árbol,
se van sin avisar,
vuelan sin regresar.
Este amor divino… no,
es como el tallo, pasa el tiempo
y se vuelve más fuerte que un junco.
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