Hace mucho frío
en mi humilde posada,
me arrullo dentro de mi sabana
esperando lo que nunca llegará
en esta noche tan callada.
No tengo con quien hablar
mas que con mi copa de vino
y el retrato de tu voz
que lo tengo gravado
en mi corazón.
Con mi mente
te quiero dibujar junto a mí
porque no estás presente.
De repente alguien
llama a la puerta,
abro y escucho voces
que no me dicen nada,
son voces de otoño
que no saben de palabras,
pero susurran solo como el amor
sabe hacerlo.
Al susurrarme sentí que el amor
tomaba forma en mi alma.
Son voces de otoño
que rompen el murmullo de la noche,
me hablan cuando no estás,
las escucho cuando el frío
en mí, quieren entrar, y me dicen...
¡que tú pronto llegarás!,
apenas el gallo cante
o el cielo se pinte de negro.
No sé que día llegarás,
pero te esperaré
con la puerta abierta en mi cama...
llena de rosas te esperan
y un rico sabor a menta.
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