El sol muere al final
del atardecer,
nuestro romance es cuando
recién empieza a nacer.
Juntos caminamos,
no importa a donde vamos,
también nos provoca
mirarnos y besarnos
con un solo testigo,
el mar a nuestro favor.
Expulsamos el pudor,
nos entregamos con pasión,
nos desnudamos de cuerpo y alma
y no paramos hasta delirar
extasiados de amor,
hasta quemar estos cuerpos
con el fuego del amor;
alimentando el espíritu,
alimentando la carne
con el fuego del amor
que nos lleva a mundos
excitantes y prohibidos.
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