domingo, 23 de octubre de 2011

Es un martirio

¡Soledad! llévate por favor
mi alma bañada de dolor,
llévate mis heridas
hechas por su silencio.
Mis ojos no la ven,
mis manos no la sienten,
mi boca espera el dulce de sus labios.

Cada segundo es un día,
cada hora es un mes,
cada día un año.
Cada momento sin ella me desespero,
es un martirio insoportable
esperar y esperar y más si en vano.
Es un martirio imaginarla en mis brazos
cuando lo único que tengo
es mi sabana en blanco.
Es besarla como loco enamorado
cuando en mis labios
solo siento el sabor amargo
de mi vieja almohada.

Que martirio es decirle
“te amo” al aire y más gritarlo
sabiéndole tan lejos.
Cada noche, espero el amanecer,
y en cada amanecer,
amanece una nueva esperanza para mí,
la esperanza de volverla a ver
aunque sea una sola vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario