viernes, 8 de febrero de 2013

Siete años


¿Qué tiempo puede durar
un jardín sin regar?
Un paisaje sin lluvias
que alimentan sus prados y ríos.
Las mañanas no las siento en mi ventana,
las tardes se me pasan como una estrella
que vuela perdida en el universo.
Las noches… las noches
solo me sirven para dormir y escribir.

Así se me van sumando los días,
los meses en mi vida.
Son siete años que duermo en mi melancolía.
Son siete calendarios
que la soledad hasta hoy
me está facturando.
Dicen que el amor nunca se busca,
que él solo te encuentra;
pero él hace siete veranos no me ha buscado.
Yo lo encontré sin esperarlo,
le abrí mi puerta y mi ventana
y el amor… ni caso.

Conocí el amor en verano hace siete años,
al amarla a ella no me daba cuenta
que me amaba menos a mí
y la soledad me amó mucho más.
A su lado un minuto era una moneda de oro,
tenía que aprovechar ese tan miserable tiempo.
En su ausencia un día era un año
de un preso en una cárcel.

Hace siete años mis versos no me cantan,
que olvidé lo que es un beso,
olvidé lo que es sentir el calor de un cuerpo;
el orgasmo más salvaje y puro
de los amantes apasionados.

Hoy conocí a alguien,
no la encontré ni la busque,
mucho menos me buscó pero si me encontró.
No sé donde vive ni con quien está…
Solo sé que existe y que se llama…
No la encontré por eso no me pertenece,
ella me encontró a mí
y ya de mi corazón se adueño.
Mi vida es de ella y no lo sabe,
yo le pertenezco y no sé si quiere saberlo.
La amo, no sé si ganaré su corazón
pero tampoco quiero perderla
y ganarle a la soledad
como hace siete años atrás.

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