Cuando te conocí empecé a quererte
entre rosas y claveles y tú… ni frío ni
caliente.
Hice todo lo que pude para tratar de alcanzarte.
Te di mi arte, mi mano y mi consuelo
y solo llegue a tenerte en mis sueños.
Construí un imperio para ti
mi bella emperatriz
donde todo sea tu voluntad
en mi mundo imaginario
pero mi tristeza de no verte
hizo que se consumiera en siniestro.
Comprendí entonces que todo…
mis energías, mis ganas, mis fuerzas;
y mi voluntad nunca bastaran
para ver la felicidad en tus ojos cándidos.
Que este amor apetente de ti
nunca podrá ocupar ese espacio al lado tuyo,
espacio donde pueda tocar el tuyo;
tocar tus manos, tus besos y ese amor
tan prohibido para mí.
Tú bien sabes que te quiero bien
en lo bien y para bien.
No tengo créditos ni propiedades,
solamente mi alma y mi carne.
No sé que más decir ni gritar.
Ayer te quise pero hoy te amo mucho más.
Aunque no creo en dioses ni en milagros,
eres para mí un hermoso ángel,
con tu luz me ciegas
y no te puedo alcanzar.
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