Ayer me preguntó un sacerdote
¿De qué religión eres?, de ninguna, soy ateo – Le respondí.
Me dijo: ¡hereje, tienes que
creer en alguien!
Muy bien, si estoy obligado a
creer en un ser superior, voy a ser creyente de Zeus. Por lo menos Zeus
comparte su divinidad con otros dioses y diosas, no es egoísta ni egocéntrico,
no tiene libro sagrado, no obliga a orar, ni obliga a pagar por sus
bendiciones, no le corta la cabeza a nadie por herejía o por tener otro credo, no
amenaza con un infierno por no cumplir sus ordenes, y no tiene líderes
religiosos que se hacen ricos con la fe… voy a adorar al dios del rayo.
¡¡Estás loco, enfermo. Zeus
no existe!! ¡Solo es un personaje de la mitología griega! – Me gritó
Tiene razón. Entonces, ya somos 2 locos y
enfermos, yo por pensar en creer en alguien que forma parte de una mitología, y
usted por adorar a las imágenes, rezarle y orarle a dioses paganos que solo
existen en la mente de los hombres que viven engañados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario